lunes, 14 de diciembre de 2015

Sardinas Marinadas

Hace unas semanas me pasé por la pescadería en busca de algo para cenar esa noche. Mientras esperaba mi turno, y pensaba en qué llevarme, unas sardinas no paraban de hacerme ojitos. Después de coger un kilo de calamares por aquí y medio salmón por allá, decidí llevarme las sardinas para hacer un plato el viernes por la noche. ¿Sardinas para un superplato de cenita especial de viernes? Pues sí, a veces con los ingredientes más sencillos puedes hacer muy buenos platos y esas sardinas me transmitieron buen rollito.  Me acordé de una receta de Sergi Arola que alguna vez había visto y me sonaba que eran sardinas marinadas. Recordad que si van a ser marinadas necesitas congelarlas si o si, así que hay que comprarlas unos días antes.

Esa misma tarde, y con mis sardinas ya en casa, buceé un poco por internet para dar con la receta y ver si iba a poder hacerla o por lo menos adaptarla. Lo primero que vi es que el marinado tardaba 12 horas en completarse, por lo que el jueves ya me tenía que poner con ellas.

Como me encanta enredar con la comida me llevé las sardinas enteras, con sus escamas, su cabeza y sus tripas, vamos, el kit completo. Os recomiendo que en la pescadería os las hagan en filetes, que es como se necesitan para hacer el plato. Porque a mi, a pesar de gustarme, se me hizo un poco pesado todo el proceso de limpiarlas y al final te quita tiempo, eso que no eran muchas.

En cuanto a seguir el plato al pie de la letra hubo algún paso que simplifiqué, como el puré de tomate. En la receta original, una vez rallado se deja escurrir sobre un trapo. El mío iba simplemente rallado.  También está el pan de acompañamiento, él utiliza pan de molde cortado finísimo. Para lograr cortarlo así, hay que congelarlo y disponer de una máquina cortafiambres o una mandolina en condiciones. Así que yo partí unas regañás y se las puse encima. El resultado obviamente es un poco más basto. También puse cebolleta que originalmente no lleva. Con las cantidades fui un poco hippy y las cambié un poco. Y para acompañar utilicé aguacate, que me encanta y les iba muy bien.

Al final con un proceso sin mucha complicación, unos ingredientes fáciles de conseguir y un pescado muy asequible, queda un platazo de los de disfrutar cada bocado hasta el final.

INGREDIENTES
(2pax)

6 sardinas medianas
1 tomate (pesaba 195g)
25g de cebolleta
25g de puerro (parte blanca)
25g de zanahoria
25g de apio
1 cucharada de cebollino picado
Huevas de arenque (3 cucharaditas de las de café)
2 aguacates no muy grandes
0,5 l de agua
150ml de vinagre
Sal y pimienta
Limón
Aceite de oliva

El primer paso es limpiar las sardinas y hacerlas en filetes. Y después deberíamos congelarlas para evitar problemas de anisakis. El día antes las sacamos y una vez descongeladas, las metemos en agua fría durante 30 minutos para que suelten restos de sangre que puedan tener y quede la carne más blanca. A continuación ponemos los filetes en un recipiente en el que habremos echado el medio litro de agua con sal (tiene que estar bastante salada, como agua de mar) y el vinagre. Lo dejamos 12 horas tapado en la nevera. Una vez pasado este tiempo, las escurrimos y las ponemos en otro recipiente cubiertas con aceite de oliva. Aquí tienen que estar por lo menos 2 horas.

 



Es hora de ponernos con el plato completo, en primer lugar partimos el tomate a la mitad y lo rallamos. Le añadimos un chorrito de aceite, sal y reservamos.

Ahora vamos a por el relleno. Picamos muy menudito el puerro, la zanahoria, el apio y la cebolleta, mezclamos y salamos un poquito. No os paséis con la sal que todavía falta añadir las huevas. Incorporamos las huevas y probamos de sal por si queremos añadir un poco más. Echamos el cebollino y ya tenemos nuestro relleno.


Toca rellenar las sardinas, las sacamos del aceite y las enrollamos para poder rellenarlas. Como no había quien hiciera que se quedaran enrolladas, cogí un trocito de palillo para unir los extremos y poder así poner el relleno. Ya sé que el palillo no tiene mucho glamour, pero lo escondí bien y avisé a mi maridito para que con la emoción del momento no se lo fuera a comer.


Una vez rellenas, ponemos encima un  poquito del tomate rallado y un trocito de pan. Nos falta el aguacate, que no tiene más ciencia que cortarlo en trocitos, añadirle sal y pimienta, aceite de oliva y un chorrito de limón.  El resto del puré de tomate lo distribuís también por el plato y listo.

Aquí está el resultado, un plato riquísimo y muy, muy vistoso.


         

Espero que os guste y sobretodo que os animéis a hacerlo, las navidades pueden ser un buen momento.



lunes, 23 de noviembre de 2015

Pechuga de Pollo rellena de Sobrasada con Chutney de Tomate

Hoy es lunes, y lo único que nos queda del fin de semana son los recuerdos e incluso el cansancio. Yo creo que el fin de semana debería tener dos días más, uno al principio para poner el encefalograma plano y descansar y otro al final para hacer lo mismo. Ya entremedias, podríamos dedicarnos a hacer vida social, familiar, compras, lavadoras y todas esas cosas que al final concentras en dos días y es un no parar.
Comparar la vida social con poner una lavadora es un poco fuerte, lo sé,  pero a lo que me refiero es que esos días acabamos igual de atareados o con una agenda parecida a la de toda la semana. Igual algún día se cumplen mis deseos de alargar los fines de semana, aunque de momento no lo veo muy claro. La solución por ahora es menos tareítas hogareñas, nada de malos rollos y más disfrutar.

¡Qué mejor manera de empezar,  que dedicarnos un ratito el viernes por la noche acompañados de una cenita especial!

Esta vez hice pechugas de pollo, un ingrediente muy básico, a priori con poco glam, pero que da mucho juego y puede convertirse en el perfecto anfitrión para una cena de viernes noche. La sobrasada le dió fuerza y el chutney de tomate, con su toque de cebolla fresca, se convirtió en el compañero perfecto.

INGREDEIENTES
(2 pax)

Chutney de tomate
415 g de tomates
7 cucharadas de vinagre de manzana
70g de azúcar moreno ( si no tenéis puedes ser blanco)
1/2 cucharadita de las de café de jengibre molido
1/2 cucharadita de las de café de mostaza
1/2 cucharadita de las de café de cilantro seco
Una pizca de comino molido
sal
Un cuarto de cebolla morada
Cilantro fresco

Pechugas:
100g de sobrasada
 2 cucharadas de miel
300g de pechugas de pollo en filetes
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
Mantequilla
Romero
Tomillo

Lo primero que tenemos que hacer en este plato, es el chutney de tomate, que nos llevará su tiempo. He visto por ahí recetas de chutney listas en 20 minutos y me cuesta trabajo creerlo. Para ello ponemos en un cazo el tomate pelado y cortado en trozos. Añadimos el resto de los ingredientes menos la cebolla y el cilantro. Dejamos conocer durante una hora, hora y media, a fuego lento y removiendo de vez en cuando que no se pegue. Cuando tenga la consistencia de una confitura retiramos y a la hora de servir le ponemos por encima la cebolla morada picada fina y el cilantro fresco.

Mientras tanto nos dedicamos a las pechugas. Mezclamos la sobrasada con la miel y untamos sobre los filetes de pechuga previamente salpimentados. Enrollamos y atamos con un hilo de cocina.




Marcamos los rollitos en una sartén con un poco de aceite de oliva.  Los ponemos en una fuente a la que hemos añadido unos trocitos de mantequilla y las espolvoreamos con tomillo y romero secos. Por último los metemos en el horno precalentado a 250º.  Dejamos que se hagan 10´. Las sacamos del horno y les quitamos el hilo, quemándonos bien los dedos, que si las dejamos enfriar nos las comeremos tiesas.

Las he troceado en lonchas gorditas para que la presentación quedara más bonita, pero podéis también servir los rollitos enteros.



Espero que os guste.


 ¡No pongáis lavadoras y haced cenitas!


jueves, 22 de octubre de 2015

Risotto de Bogavante

Esta receta tiene varios pasos pero en conjunto no es muy complicada. Os prometo que merece la pena y que os harán la ola varias veces. Una asegurada con el primer bocado y otra al final. Y ya en el camino el "mmmm, tú si que sabes", "que rico está", "este plato es winner" y el "tienes que hacerlo más veces". Quieras que no a nadie le disgusta que le digan lo bien que lo hace. Es verdad que el momento ayuda a que todo sepa mejor, pero en este caso el sabor del risotto también tenía que ver.

Los risottos suelen llenar bastante y aunque mucha gente opina que para cenar son muy pesados, el caso es que es viernes y tenemos conversación y sobremesa nocturna suficiente para digerirlo en condiciones.

El arroz que utilicé es arborio, no lo hay en todos los sitios, pero buscadlo porque el resultado para el risotto es muy bueno. Y esta vez con las cantidades, aunque pongo para dos, me pasé un poco y sobró. La verdad es que al día siguiente aunque no estaba como recién hecho estaba buenísimo. Los bogavantes son de 500g más o menos, por si los que compráis son más grandes tened en cuenta que utilicé dos de este peso.

El comienzo de la preparación es un poco gore, porque se supone que los bogavantes están vivos y hay que separar la cabeza de la cola. Si los habéis tenido un rato en la nevera igual están un poco atontados y no pasa nada. Las pinza suelen estar sujetas con gomas así que tampoco os van a atacar. Y si no os veis con fuerzas de meter cuchillo y separar la cabeza de la cola, pues ahí tenéis al ayudante que va a saborear el resultado y que se supone que está poniendo música para ir entrando en ambiente. Le dais el cuchillo y que haga el trabajo sucio.


INGREDIENTES
(2PAX)
83g de cebolla
51g de zanahoria
35g de puerro
1rama de apio
1 cucharada de tomate concentrado
Brandy
40g de cebolleta
48g de mantequilla
Aceite de oliva
200g de arroz arborio
Pimienta de Cayena (guindilla)
Estragón y tomillo frescos
160g de tomate pelado


Una vez superado el drama de cortar la cabeza a los bogavantes, poned agua a hervir, cocer las colas durante 30 segundos y retirad. Echar las pinzas y cuando empiece a hervir el agua otra vez, retirar del fuego y dejar ahí hasta que se enfríen.
Picad la cebolla,  y sofreir en aceite de oliva, echar la zanahoria en trozos, el puerro y el apio. Dejad que se hagan y echad la cucharada de salsa de tomate concentrado ( si no la queréis hacer, venden tomate concentrado o pasta de tomate, si la queréis hacer aquí tenéis la receta, dejadla que se consuma mucho, mucho, mucho y no le echéis ninguna hierba aromática). Damos unas vueltas.

Echamos las cabezas apalstadas del bogavante (yo les he dado con un martillo) y las cáscaras de las colas. Ponemos el fuego medio y damos otra vez vueltas, se agarrará un poco pero da igual. Antes de que lo que se pega se queme echamos un buen chorro de brandy y con ayuda de una cuchara desglasamos, esto es, vamos despegando del  fondo todo lo que se ha ido pegando con una cuchara o pala de madera. Una vez hecho esto cubrimos con agua. Yo he echado dos cazos del caldo de cocer el bogavante y el resto de agua del grifo.  Dejamos cocer unos 10 minutos, cuando quedan más o menos 3 minutos echamos 2 ramas de tomillo y estragón, solo encontré tomillo fresco. El estragón lo utilicé seco. Ahora pasamos o por un chino o un colador, el caldo que sacamos lo ponemos al fuego para mantenerlo caliente. Todo lo que os he contado hasta aquí lo podéis hacer con antelación.


Picamos la cebolleta y sofreimos con 13 g de mantequilla y un chorrito de aceite. Tened la precaución de que no se dore. Cuando esté poniéndose transparente, echamos el arroz y dando unas vueltas dejamos que se ponga también transparente. Salamos y echamos un pelín de pimienta de cayena, las guindillas de toda la vida. Echamos un cazo del caldo que tenemos caliente y dejamos que se absorba, vamos echando el caldo poco a poco, a medida que el arroz lo va chupando. También podemos ir rectificando un poco el punto de sal, que el caldo no lo habíamos salado. Así hasta que el arroz esté cocido. A mi me llevó unos 20 minutos, el fuego no debe estar muy fuerte. Ahora echamos el resto de la mantequilla y vamos removiendo hasta que se funda. Por últimos, añadimos la carne del bogavante en trozos y el tomate pelado y cortado en cuadraditos. Damos una vuelta y dejamos reposar tapado 2 minutos.

Es hora de servir, picamos un poco de cebollino por encima, una pizca de estragón y adornamos con una ramita de tomillo.

A por ello que hay que darle sabor al viernes.


jueves, 8 de octubre de 2015

Tastyfridays Outside

Hoy es jueves y hay que ir pensando en el fin de semana, además este va a ser un fin de semana largo, así que tenemos más tiempo para disfrutar. Vamos a tener tiempo para cocinar, y seguramente para ir a algún sitio a que nos cocinen. Cada vez que buscas un sitio para ir a comer o cenar te das cuenta de la cantidad de opciones que se muestran ante ti. Es increíble con que rapidez abren nuevos sitios, también es verdad que algunos casi igual que vienen se van, pero aún así la oferta gastronómica es extensa y variada.

Esta vez buscaba un sitio para ir con amigos y con niños y buscando buscando se cruzó en mi camino El Imparcial. Un sitio que ya antes de ir transmite buen rollo. Si curioseas en su web te darás cuenta del porqué. Un edificio con historia, la antigua sede del periódico del mismo nombre. Un espacio interior cuidado, luminoso. Una ubicación que siempre apetece, entre La Latina y El Rastro. Algo más que un restaurante, en el Imparcial no sólo se come; y rescatando la huella cultural que dejó el diario proyecta un espacio donde comprar libros, objetos bonitos, diferentes, curiosos, asistir a actividades o ver exposiciones.



El Imparcial no defrauda. Una barra en el piso de abajo te da la bienvenida y una mesa llena de objetos y libros diferentes te avanza lo que puedes encontrar en su tienda. Subiendo por una elegante escalera te encontrarás con el restaurante, que como ya nos había descubierto la web es un lugar luminoso, bonito y agradable. Agradable y actual también es el staff de El Imparcial.




¿Y la comida? Pues la carta tiene platos de aquí y de allá, con una buena relación calidad-precio y con cierto aire saludable que envuelve a muchos de ellos.

A los pequeños les pedimos una pizza de butifarra con scamorza de la que dieron buena cuenta y que también nos dejaron probar, tengo pendiente volver para probar la de gambas al ajillo.  Los mayores compartimos varios platos. Algunos de sus hits, algún entrante, algún siguiente y algún postre.

Aquí va una muestra y digo una muestra porque no fui capaz ni de hacer foto de todos los platos, ni de que estuviesen enteros. Sed comprensivos, los niños, el come, el no te levantes, las conversaciones a tres bandas, la comida...Pero os vale para que empecéis a hacer boca. 




Aquí están los chipriones con puré de coliflor y curry, la pizza de butifarra, los tacos de cochinita pibil, el sashimi de salmón con helado de wasabi y las costillas glaseadas.

Y con un par de postres, nos fuimos de El Imparcial con buen sabor de boca.

El Imparcial
C/ Duque de Alba, 4
Madrid
Tel. 91 79 58 986
www.elimparcialmadrid.com




miércoles, 23 de septiembre de 2015

Ceviche de Trucha con Helado de Aguacate

Así a lo tonto a lo tonto hace varios meses que no publico una entrada. No llevo tanto tiempo sin hacer una cenita especial, o sin visitar un restaurante que pueda recomendar, pero sí sin contarlo. El verano y la vuelta al cole hace difícil encontrar un rato para sentarme a escribir. Son varios los días que lo he intentado, pero no he tenido éxito. Creo que ese momento ha llegado y hoy prometo no moverme de aquí hasta que os cuente un plato no muy complicado y riquísimo con el que conquistaréis a quien sentéis a la mesa.

INGREDIENTES
(2 pax)

Helado de Aguacate:
1 aguacate (1 y 1/2 si son muy pequeños)
50g de azúcar
50ml de agua
El zumo de medio limón
1 lima (de la que utilizaremos el zumo y su piel)

Ceviche de Trucha:
2 filetes de trucha arcoiris o asalmonada. Si son muy pequeños quizás necesitemos uno o medio más.
1 chili rojo
1/2 chalota
Aceite de girasol
cilantro fresco
1 lima
sal y pimienta

Lo primero que tenemos que hacer es el helado para darle tiempo de congelarse. Lo hice el mismo día por la mañana, también se puede hacer el día antes. Ponemos el agua y el azúcar a fuego moderado hasta que el azúcar se haya disuelto. Lo dejamos enfriar.
Por otro lado pelamos el aguacate, lo troceamos y lo ponemos en el vaso de la batidora con el zumo de la lima. Añadimos el jarabe de azúcar frío que hemos hecho antes y la ralladura de la lima. Ralladla primero y luego la exprimís. Batimos hasta obtener un puré homogéneo.
Ahora si tenéis una heladera, introducís la mezcla hasta que se haya formado el helado y al congelador. Si no tenéis heladera, ponéis la mezcla en un recipiente tapado y al congelador. A la hora conviene removerlo con energía para que no se cristalice. Yo lo hice con un tenedor, podéis hacerlo con la batidora otra vez. Durante dos o tres horas debéis moverlo cada media hora, así conseguiréis que el helado quede cremoso. Ahora ya lo podemos dejar en el congelador.

Vamos con el ceviche. No conviene hacerlo con mucha antelación porque se "cocinaría" mucho el pescado en el ácido. El tiempo adecuado serían más o menos 10 minutos antes de servirlo. Lo que si conviene es congelar el pescado previamente. Otra cosa que no debemos olvidar es quitar todas las espinas y la piel a los filetes. La piel y la espina central, lo puede hacer el pescadero. Pero quedarán espinas que debemos quitar con unas pinzas.

Empezamos con la marinada. En un bol echamos el zumo  y ralladura de la lima. Añadimos la chalota bien picada. Con el chili hay que tener un poco de precaución, picad primero medio y si después de tener todos los ingredientes marinados queréis echar un poco más, adelante.  Añadimos un minichorrito de aceite de girasol, sal, pimienta, una pizca de azúcar y cilantro fresco picado ( como una cucharadita).  Probamos a ver como está de sazón y si hace falta rectificamos. Reservamos.
Cortamos los filetes en trozos como de 1x1cm y se los añadimos a la marinada.



Ya sólo queda servir acompañado del helado de aguacate.


Os aseguro que el resultado no os dejara indiferentes.

martes, 2 de junio de 2015

Salmorejo de Remolacha

Con la llegada de los calores, llegan también los primeros gazpachos y salmorejos. Me apetecía hacer uno de estos platos para tastyfridays, así que había que buscar la manera de darle un poco la vuelta y hacerlo "merecidamentetasty", como dice el crítico que se sienta todos los viernes a cenar conmigo y al que a veces le gusta ponerse demasiado duro. 

Recordé un gazpacho de remolacha que había hecho con taquitos de queso feta hace milquinientos años. Navegué en busca de inspiración y me encontré gazpachos y salmorejos algunos imaginables, otros inimaginables. Unos apetecibles y otros que solo con leerlos opinas que no funcionarán. 

Así que con mi experiencia del gazpacho de remolacha, decidí que esa iba a ser la base, pero esta vez haría salmorejo. El queso también se quedaba, pero había que buscarle "un algo más" de guarnición. Después de esto si, esto no y esto me complica la vida demasiado, los mejillones llegaron a mi cabeza para quedarse. Ya cuando tenía el plato casi listo unos taquitos de manzana muy ácida pidieron paso y  una vez en la boca no se portaron nada mal. 

Así encontre este salmorejo diferente que nos zampamos como primer plato, esta vez muy bien acompañados por amigos, en un tastyfridays para cuatro. El segundo plato os lo cuento otro día.


INGREDIENTES
(4PAX)

450g de tomate
170g de remolacha cocida
15g de vinagre
1 y 1/2 dientes de ajo
75g de aceite de oliva
100g pan del día anterior
sal

Guarnición
1/2 kilo de mejillones
1/4 de manzana Granny Smith
Queso feta o queso en tacos para ensaladas  (queso blanco en salmuera)

Abrimos los mejillones, una vez limpios, en un poco de agua y tapados. En cuanto se abran hay que retirarlos. No se echa ni sal, ni vino, ni laurel, ni nada. Mejillones y agua. Los sacamos de las cáscaras y los dejamos enfriar. Si queréis hacer esto el día anterior o por la mañana, os recomiendo que los conservéis en el agua de cocerlos, para que no se resequen y en la nevera.

El salmorejo también hay que servirlo frío, así que o lo hacemos el día antes o unas cuantas horas  para darle tiempo a enfriarse. Si tenéis thermomix, yo no pelaría los tomates, no hace falta. Si lo hacéis sin ella lo mejor es pelarlos y además pasar por un chino.

En primer lugar batimos el ajo, los tomates, la remolacha y sal. En thermomix 30 seg. velocidad 5. Con batidora normal hasta que este más o menos triturado. Añadimos el pan y el vinagre y volvemos a triturar, primero 30 segundos en velocidad 5 y a continuación 2 minutos velocidad 10.  Aquí lo probamos para ver que está bien de sal y vinagre, yo le añadí un chorrito más de vinagre. Tened también en cuenta que el sabor todavía no es el definitivo, falta el aceite. Si no tenemos thermomix, hay que triturar hasta dejar lo más fino posible y si hace falta pasar a continuación por el chino. Una vez hecho esto lo ponemos otra vez en el vaso de la batidora a una velocidad media y vamos añadiendo el aceite poco a poco en hilo. Con la thermomix, una vez acabados los 2 minutos, y comprobando que no le haga falta un poco más, ponemos la velocidad 5 y echamos el aceite en la tapa para que vaya cayendo poco a poco. Ya tenemos listo el salmorejo, ahora a enfriar.

A la hora de servir, reservamos 4 mejillones enteros para adornar. Picamos unos cuantos mejillones en trocitos para servir como guarnición. Añadimos también unos tacos de queso y unos taquitos de manzana. Adornamos con un mejillón entero y a la mesa.






El resultado es un plato lleno de color, muy fresco y perfecto para empezar a disfrutar de los fines de semana veraniegos.



viernes, 22 de mayo de 2015

Tastyfridays Outside

Hace ya tiempo que no cuento si he ido a comer o cenar aquí o allá. Puede ser por falta de tiempo, van pasando los días, el sitio se queda en mi cabeza pero no llego a publicar un post. También hay lugares que no me llenan lo suficiente para dedicarles unas líneas y otros que sinceramente no me han gustado nada y que aunque en el momento piense en publicarles un rapapolvo (que palabra más de madre) luego se me pasa y ni post ni nada.
¿Qué tiene que tener un sitio para que te guste? Yo creo que influyen muchas cosas. Hay mucha gente que pide un servicio de estrella michelín en un sitio muy modesto. En esas se olvida de valorar lo que está comiendo, quizás un producto de primera calidad cocinado, precisamente, de una forma muy sencilla, pero no por ello menos buena.
También hay lugares en los que la comida no se corresponde con lo que prometen, o con lo que nos han contado. O quizás alguien que tiene un mal día, o un quemazo de años, se empeña en arruinarte el momento.
En ocasiones las experiencias nos las cargamos nosotros mismos por no saber donde estamos en cada momento y creándonos unas expectativas erróneas a priori o exigiendo lo que no viene a cuento exigir.
El caso es que está bien salir de vez en cuando, probar cosas nuevas, conocer nuevos lugares, dejarnos mimar un ratito y pasar un buen rato.

Y un buen rato pasamos en uno de esos momentos del año de "solos tú y yo por unos días", "parece que hay eco en casa" cuando nos fuimos a cenar al Bar Pajarita. Hace ya algunas semanas de esto pero no quería dejar pasar más tiempo para recomendároslo.



Un local pequeño y acogedor con con cocina vista situado en la madrileña zona de Tribunal. Lugar muy recomendable para disfrutar de una cocina fusión "mexi-asiati-mediterránea",  original y con unos precios muy correctos. Correcta es también su gente, amables, y pendientes de explicar cada plato que te traen a la mesa.

Dentro de la carta, existen dos menús llamados "Armonía I y II" pensados para 2 o 4 personas respectivamente. Son ideales para probar un poco de todo e incluyen postre. Depende como vayáis de hambre, puede que antes del postre os queráis pedir algún plato más para completarlos. O podéis comer a la carta y prescindir de los menús. Su comida se come, con tenedor, con palillos, con los dedos o con todo a la vez.

Con los dedos me comí unos macarons de cochinita pibil, que me encantaron y que me gustaría volver a repetir. Otro plato que merece la pena probar son los huevos divorciados, en los que como podéis imaginar la clara y la yema han tomado caminos separados. Y con estos platos tan diferentes, había que probar también un vino acorde con la ocasión. Elegimos Asterisco, un vino de Toro.  Agradable, moderno y lo más importante, nos gustó.

Los postres no se quedan atrás y la tarta de queso que nos comimos también tenía la etiqueta de diferente, original y distinta a cualquier tarta de queso que nos podamos imaginar.

Os dejo unas fotos para abriros el apetito y las ganas de ir, yo prometo volver.

 




La velada no tiene por qué acabar con el postre, podemos quedarnos a tomar una copa o un cóctel y seguir disfrutando del momento un ratito más.

Bar Pajarita
C/ Apodaca, 20
28004 Madrid
Tel. 91 591 73 10

lunes, 11 de mayo de 2015

Solomillo de Ternera con Patata, Boletus, otra vez Patata y otra vez Boletus

Este plato empezó siendo un Solomillo con Canelón de Patata relleno de Boletus, que suena muy bien pero que una servidora no fue capaz de hacer. Y mira que seguí al pie de la letra las instrucciones del supercocinero que la proponía, pero no hubo manera de hacer que las láminas de patata se enrollaran hasta formar un canelón, y encima sujetando el relleno a la vez. Quizás, este fue el problema, seguir al pie de la letra sus indicaciones, porque mandaba cortar las patatas en laminas de 5mm. Cuando hice la primera, casi utilizando una regla, ya me imaginé que aquello no iba a tener buen final. Yo creo que eran demasiado gruesas, pero si las hacía más finas igual se deshacían al darles el hervor que hacía falta.
O quizás, la variedad de patata no era la adecuada. Yo utilicé las que tengo para todo, porque entre los distintos tipos de yogures que compro, los distintos tipos de leche, y los diferentes tipos de cereales, solo me faltaba comprar distintos tipos de patatas. Ya sé que un Tastyfridays se lo merece todo, pero yo no tenía ganas de andar buscando el tipo de patata adecuado para la ocasión, por lo menos hoy. Y por si vosotros sí, era gallega.

También puede ser que las láminas pecaran un poco de cortas, porque llegar, llegué a enrollarlas, pero no se mantenían como un canelón. Pensé, entonces, en atarlas, y es que después de hervirlas y una vez formado el canelón, había que freírlas. Pero mi grado de confianza en el plato por aquel entonces no era muy alto. Así que el canelón se convirtió en lasaña, igual de rico y todos tan contentos.

INGREDIENTES
(2PAX)

2 medallones de solomillo de ternera
8 láminas de patata de 5 mm.y que midan aproximadamente 8 cm. de largo y 4 cm. de ancho
4 cebollitas francesas

Relleno
50g bacon
50g cebolla
60g boletus
15-20g de piñones
vino de Oporto
Sal
Nata
mantequilla

Salsa
150g de agua
1 cucharadita de Bovril
30g de boletus
5 g del aceite en el que vienen los boletus

En un poco de mantequilla sofreímos la cebolla, picada muy fina. A continuación añadimos el bacon, también muy picado y los boletus. Rehogamos un poco e incorporamos los piñones. Ahora le toca el turno a un chorrito de Oporto, le damos unas vueltas, añadimos un chorrito de nata. Dejamos hacerse unos 5 minutos y reservamos tapado.  Cuidado con los líquidos que es un relleno, no puede quedar líquido.
Vamos a por las patatas. Las cortamos de la medida que os he puesto en los ingredientes, tenéis que escoger patatas grandes, y vais a desperdiciar bastante de cada una, pero no lo tiréis que vale para hacer un puré de patata o para incorporárselo a una crema de verduras. Los recortes los conserváis en agua y en la nevera.
Cocemos las láminas de patata en agua hirviendo con sal durante 40- 50 segundos. Las sacamos, las escurrimos y secamos con papel de cocina.

Para hacer la salsa, mezclamos el agua con el Bovril y dejamos reducir un poco al fuego. Ponemos en la batidora las setas y el aceite. Vamos añadiendo el jugo de carne que acabamos de hacer con el Bovril, hasta lograr la textura de salsa. Ni muy espesa ni muy líquida.
Si los boletus no los comprásemos en lata en aceite. Los sofreímos primero unos minutos en aceite de oliva y los incorporamos.

Ahora freímos las patatas en aceite de oliva. Y si el relleno se ha quedado frío lo calentamos un poquito. Empezamos a hacer capas: Patata, relleno, patata, etc.
Mientras montamos las patatas tendremos que hacer los solomillos a la plancha, una mano por aquí y otra por allá, para que nada se quede frío. Aquí cada uno decide el punto. Yo les doy fuego alto para que se doren por fuera y queden rojitos por dentro. Al punto, de toda la vida. Cuando los tengamos listos, los salamos con sal gorda.

¡Uy!, y me olvidaba de las cebollitas. Estas las podéis hacer entremedias, mientras que hacéis el relleno, por ejemplo. Las ponéis en una sartén a fuego lento, tapadas con un poco de mantequilla, un poco de agua, sal y espolvoreadas con azúcar, hasta que estén blanditas. Así las puse yo y por no vigilarlas, las doré un poquito de más. Les quité las capas de fuera y listo. También las podéis ablandar un poco primero en el microondas, tapadas con un poco de agua.

Ya solo nos falta colocar el plato. Solomillo por aquí, cebollita por allá, y servir la salsa por encima de la lasaña de patata.




 Al final me dio igual que fuera canelón o lasaña, el sabor fue ganador.

jueves, 30 de abril de 2015

Aquí te pillo, aquí te mato

Me gusta pensar qué voy a hacer de cenar el viernes unos días antes. Esto me da un poco de cancha para buscar algún ingrediente raro que se puede resistir un poco, o para organizarme. Pero una cosa es lo que me gusta y otra lo que puedo hacer, como me pasó el viernes pasado. Llegó el viernes por la mañana y no tenía ni remota idea de cual era la cenita que íbamos a disfrutar por la noche. Estaba ocupada, poco inspirada y encima me llamaron del colegio para recoger a un enanito que venía con una buena dosis de fiebre. Así que ya tenía otras cosas en las que pensar. Qué darle de comer al enano, pedir cita para el pediatra, y centrarme en la conversación, más bien monólogo que se marcó el pequeñajo desde que lo fui a recoger hasta que cayó rendido, menos mal, a una buena siesta. ¡Madre mía! ¿Pero este niño no estaba malo?, que cotorrón. El disparaba y disparaba y en lo que menos podía pensar yo era en la cena, cuando veía que me distraía un poco...¡Mami, escúchame!

Así llegaron las 8 de la tarde. Bueno así como cualquier cosa no, pero no voy ahora a soltaros el rollo de todo lo que hice el viernes por la tarde. Me senté en el sofá y me puse a ver platos por la web a ver si algo me inspiraba...tampoco tenía mucho margen ya, así que pensé: Donde estén unas buenas gambas al ajillo... y me escapé al súper. Las gambas no eran muy allá pero había langostinos. También había zamburiñas y unos mejillones que se me antojaron para hacerlos al vapor. Botella de Alvariño, barra de pan para mojar y a disfrutar.

INGREDIENTES
(2pax)

500g de langostinos
10 zamburiñas
Mejillones
8 dientes de ajo
Medio limón
Sal
Perejil
Aceite de oliva
1 chile rojo

No os he puesto la cantidad de mejillones, pero es que los pedí a ojo y no miré cuantos eran, lo siento. Podéis coger una bolsa de las de un kilo abrirlos todos y si sobran los utilizáis para otra cosa.
Los mejillones, los limpiáis y los ponéis en una cazuela, tapados, con dos dedos de agua fría. En cuanto se abran los retiráis, no los dejéis más tiempo que se cocerán demasiado. Y ojito que al estar tapados se puede salir en un plis plas todo el agua. Sube enseguida, a veces incluso antes de que se abran, lo que hay que hacer es destapar un poco para que vuelva a bajar. Ya sabéis a quien le ha pasado mil veces, no?. Hay gente que les pone laurel y vino blanco. Yo simplemente los he abierto en agua. Reservamos tapados y a la hora de servir los rociamos un chorro de limón. El mejillón que no se haya abierto hay que desecharlo. No les echéis sal.




Vamos a por los langostinos. Cortamos cuatro dientes de ajo en láminas, los freímos en abundante aceite de oliva y antes de que comiencen a dorarse echamos los langostinos pelados. Cortamos el chile rojo en rodajas y lo añadimos a la sartén y salamos con precaución de no pasarnos. El chile le da un toque picante diferente al de la guindilla que nos ha gustado mucho. Hoy en día podéis encontrar chiles rojos en un montón de sitios, grandes superficies, tiendas de alimentación de productos sudamericanos y orientales. Yo el otro día me compré una bolsa en una tienda asiática que venían congelados, así cada vez que los utilice los tengo en el congelador. Aquí, como en los mejillones, también hay que vigilar el tiempo y no pasarse, en cuanto cojan color retiramos. Entre el aceite y el jugo que van soltando se forma una salsita de las de "me como una barra de pan".


Para hacer las zamburiñas, picamos en trocitos muy pequeños los otros 4 dientes de ajo y el perejil. Los freímos en aceite de oliva. Ponemos una sartén o plancha a calentar y encima las zamburiñas sobre su concha (consejo del pescadero, así se queda el jugo dentro de la concha). Les echamos a cada una un poco de la mezcla de aceite, ajo y perejil. Dejamos unos minutos hasta que se hagan. Se podrían salar ahora con un poco de sal gorda, en escamas o sal normal si no tenéis de las otras. A mí se me olvidó y no me parecieron sosas, así que nos las comimos tal cual.



Y así con esta cena sin planificar, pero no por ello menos rica, nos dieron las diez y las once, las doce y la una y...

viernes, 10 de abril de 2015

Calamar relleno de Picadillo con Aceite de Cebollino

Antes de empezar a hablar de la receta, voy a aclarar lo del picadillo. No es que tenga más aclaración que picadillo de chorizo, pero dependiendo de dónde seas puede llamarse de otra manera. En Asturias, es picadillo y por ejemplo en Zamora lo llaman chichas, y creo que en Galicia es zorza. Es la carne picada con la mezcla de pimentón y demás ingredientes que cada uno le ponga para embutir los chorizos. Antes era típica de la época de matanza, pero ahora se puede encontrar todo el año. Si aún así no lo encontráis, pues cogéis un chorizo de cocer, le quitáis la tripa y lo picáis hasta dejarlo como picadillo.

Y la otra cosa que necesitamos es un calamar, ¡toma yá la mezcla del cerdo metido en el mar! Pues aunque parezca una mezcla un poquito rara no estoy descubriendo América. Existen muchos platos que combinan mar y montaña y que están para chuparse los dedos. A mí el resultado de ésta me ha encantado y espero que a vosotros también.
Esta vez el plato se hace en un plis plas, así que no vale el "tengo sueño", "a estas horas no me voy a poner a cocinar" o, "en estos momentos prefiero mil veces mi sofá que a mi pareja", entre otras cosas.
Sé que limpiar el calamar mientras tú chic@ pone música, no es el momento más romántico del mundo (¡bueno, nunca se sabe!). Pero a medida que pasan los minutos, el sueño se va pasando,  llega el esperado "solos tú y yo", "con todo lo que nos tenemos que contar, disfrutando de nuestra cena sin prisas y sin interrupciones".

INGREDIENTES
(2PAX)

1 calamar grande de 350g
130g de picadillo
50g de cebolla
Cebollino
Aceite de oliva
Sal

En primer lugar picamos la cebolla muy finita, la sofreímos en aceite de oliva. Poco aceite que luego el picadillo suelta su grasa. A continuación echamos el picadillo y lo dejamos hacerse. El picadillo hay que ir separándolo un poco con una cuchara o una espátula para que no se queda en pegotes muy grandes. Limpiamos el calamar y lo rellenamos con el picadillo. No lo rellenéis a rebosar que luego en el fuego encogerá. Yo lo he cerrado con dos palillos. Lo salamos y lo hacemos a la plancha. Como el calamar es grande tenéis que tener la precaución de no poner el fuego muy fuerte, porque se dorará enseguida y se quedará crudo por dentro. He puesto también una tapa pero sin taparlo del todo. Nos falta el aceite de cebollino que no tiene más misterio que picar unos cuantos tallos, añadir aceite de oliva y batir con batidora.
Servimos el calamar cortado en rodajas gruesas, con cuidado de que no se nos salga el relleno y lo acompañamos con el aceite de cebollino y los tentáculos.



Y ahora como siempre, ¡a disfrutar del fin de semana!

miércoles, 11 de marzo de 2015

Tastyaperitivo: Guacalbóndiga de Pollo con Salsa Mex

Ya estamos a mitad de semana, y qué mejor que un aperitivo para ir poniendo nuestra cabeza en el fin de semana. Las guacalbóndigas, ojito al nombre, me las inventé para un concurso de tapas en el que no me comí ni un colín. Estoy segura de que fue porque el jurado no las llegó a probar (tengo dos abuelas pero ya me piropeo yo) Las recetas se enviaban por internet y ahí en la red se quedó mi plato compuesto y sin premio. Anyway, como yo sí las probé os puedo decir que estaban muy buenas (yo sigo erre que erre con mi dosis de autoestima). Y que con premio o sin premio pueden ser un aperitivo, una tapa, o un plato muy fresquito, para el día que os queráis salir un poco de lo de siempre.

Para hacer el plato, me fui de viaje al otro lado del charco. En ese viaje en busca de qué ingredientes mezclar me comí unos tacos, los acompañé de guacamole, recordé como te sube el picante. Y pude escuchar esa frase que tanta gracia me hace: ¡Ay, pu..., me enchiléééé! Para finalizar el viaje me tumbé en una de esas playas de arena blanca y me dí un baño de aguas cristalinas. Puse todos estos recuerdos en forma de bola y salieron las Guacalbóndigas.

INGREDIENTES
(8 albóndigas)

60g de pechuga de pollo
50g de aguacate
10g de cebolla
lima
sal y pimienta
1 cucharadita de cilantro fresco picado
5g de tortillas de maíz tex mex y 8 tortillas más para servir

Salsa:
70g de tomate
1/2 diente de ajo pequeño
14g de cebolla
2 rodajas de jalapeño en conserva
lima

Picamos la pechuga de pollo con el aguacate. Trituramos las tortitas en un molinillo de café hasta hacerlas polvo. Si no tenéis molinillo, que no es una cosa habitual, con la picadora, o con un mortero, las trituramos lo más posible. Añadimos a la mezcla de pollo y aguacate. Y echamos también, la cebolla muy picada, el jugo de un cuarto de lima, el cilantro bien picado, sal y pimienta.
Hacemos albóndigas de bocado con la mezcla, nos ayudará humedecernos las manos para formar las albóndigas, porque la masa no es muy consistente.
Las freímos en aceite de girasol, hasta que se doren y las dejamos sobre un plato con papel de cocina para escurrir el exceso de aceite.
Ahora vamos con la salsa para acompañar. Picamos el tomate en dados muy pequeños, lo mezclamos con la cebolla muy picada. Añadimos el ajo picado muy pequeño, sal, pimienta, el zumos de un cuarto de lima y las rodajas de jalapeño picadas muy menudas.
Para hacerlas más picantes podemos echar más jalapeños a a salsa o añadir un poco de tabasco.
Para servir, ponemos una base de la salsa, encima una albóndiga y acompañamos con una tortilla de trigo tex mex.

Y ya, para rematar el aperitivo, no os olvidéis de unas Coronitas muy, muy fresquitas. O si estáis muy animados, ¿qué tal unos Margarita?


miércoles, 4 de marzo de 2015

Tastyfridays Outside: Küiru

Aunque por el nombre parezca que os voy a hablar de un restaurante japonés, pues no.  El lugar en el que disfrutamos de una fantástica comida entre amigos es un restaurante asturiano. Y al igual que su nombre poco común, que a pesar de ser asturiana no había oído nunca, su comida tampoco es la típica que nos encontramos en un restaurante asturiano al uso.

Con Küiru dí por casualidad, buscando a petición de uno de nuestros amigos un restaurante tradicional, asturiano o gallego, me dijo. Y una que barre para su tierra se puso manos a la obra a buscar un asturianín en el que poder juntarnos a comer.

Después de mirar algún conocido por aquí y algún desconocido por allá, y dentro de estos últimos, apareció Küiru. Me llamó la atención,  su cocina asturiana pero con un toque diferente me parecía una buena opción. La trayectoria de su personal me sirvió de aval. Así que saltándome la característica de tradicional y cambiándola por autor o fusión, o lo que fuera que me iba a encontrar allí, hice la reserva.

En küiru el servicio es amable, correcto y os puedo asegurar que paciente. Nuestra compañía eran 3 niños más 2 que se unieron al despertar de la siesta que se estaban echando en el carrito. A los niños les pedimos unas croquetas y un timbal de patata que llevaba picadillo y huevo.

Para los mayores, y dejándonos aconsejar compartimos tortos de maíz con picadillo. A mí me los hacía mi abuela para desayunar, ¡toma desayuno contundente!. Así que con conocimiento de causa les doy el visto bueno. Pedimos también el sashimi de merluza al revés, con rábano daikon y que personalmente me gustó mucho. Probamos el pixín alangostao, y a aunque a mí no fue de los platos que más me gustó, a otros les sorprendió gratamente. Después le tocó el turno al lomo de buey de Tineo, este último presentado en una campana llena de humo que destapan en la mesa para conservar el aroma hasta el último momento.





Las costillas de gochu con aliño de mostaza verde estaban realmente buenas y el cachopo venía en versión enrollada.




Para acompañar la comida hubo sidra Trabanco, una apuesta segura, para la que te llevan un escanciador con el que tú mismo te puedes ir sirviendo. Otros se decantaron por el vino.

El punto dulce lo puso, como no podía ser de otra manera, el arroz con leche. Y para los que no pueden acabar una comida sin darle al chocolate, ahí estoy yo, pedimos una especie de tarta- tartaleta llena de chocolate.



En Küiru pasamos una velada agradable, con una buena comida, buen servicio y que sin lugar a dudas repetiremos.

Küiru
C/Santa Engracia, 141. Madrid
Tel.: 915 98 83 22

lunes, 23 de febrero de 2015

Raviolis rellenos de Bogavante con Salsa de Puerros

La pasta todavía no había ocupado un hueco, o mejor dicho un plato, en Tasty Fridays. Y no es porque no me guste, que me encanta. Tampoco es que sea complicada de hacer, no tiene mucho misterio. Y no es que sea difícil buscar con qué combinarla, porque pega con infinidad de ingredientes. La verdadera razón de esta tardanza fue que me parecía que un tastyfridays se merecía una buena pasta fresca hecha por mí y mi máquina de estirar la pasta se había roto. Entre vueltas y más vueltas, emails que van, que vienen, y llamadas varias pasaba el tiempo pero nadie me solucionaba nada y mi máquina seguía rota. Hasta que uno de estos días me crucé en una tienda que estaban liquidando con una máquina a muy buen precio, así que me la llevé entre otros muchos cacharritos de esos que me compro cada vez que entro en una tienda de cocina, y si están liquidando no os quiero contar lo que me tengo que controlar.

No es que si uno no tiene máquina para estirar la masa no la pueda hacer, se puede hacer, lo que pasa es que para estirarla con un rodillo y a mano, se puede hacer un poco pesado. Qué conste que yo la primera vez que la hice, la estiré a rodillo y con tiempo y fuerza me quedaron unos tallarines, que luego corté a cuchillo, estupendos.
Ahora con máquina nueva, sólo me quedaba pensar qué iba a hacer y me decidí por una pasta rellena, que en principio iba a ser de langostinos y acabó en bogavante. Con este relleno me pareció buena idea que la pasta fuera de tinta de calamar y para redondear el plato una salsa de puerros sonaba como el complemento ideal.

¡Y ahora cuchillo, música y a cocinar!


INGREDIENTES
(2pax)

Masa:
200g de harina
2 huevos
1 bolsa de tinta de calamar

Relleno:
1 bogavante de 500g
46 g de cebolla
46 g de zanahoria
52g de tomate
sal y pimienta
Coñac

Salsa:
180g de puerro
1cazo de agua de coer el bogavante
1 chorro de leche



En primer lugar, nos tenemos que poner con la masa, para dejarla reposar un rato en la nevera, con media hora o incluso un poco menos es suficiente. Si la vamos a amasar a mano, ponemos la harina en forma de volcán. En el volcán echamos los huevos y la tinta de calamar y empezamos a mezclar, cogiendo harina de la parte más próxima a los huevos hasta tener una masa homogénea que amasaremos unos cinco minutos en una superficie enharinada. Si disponemos de un robot, echamos todos los ingredientes en el mismo y los amasamos unos cinco minutos. Para que la tinta se mezcle mejor en ambos casos podemos mezclar primero la tinta con los huevos y luego añadirlo a la harina. Una vez que tenemos una masa compacta y homogénea, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera.

Ahora cocemos el bogavante en abundante agua con sal, una vez que empiece a hervir con 7-8 minutos tendremos suficiente.
Para la salsa ponemos un poco de aceite en la sartén y sofreímos los puerros cortados en rodajas, les añadimos entonces un cacillo del agua de cocer el bogavante y un chorro de leche y dejamos cocer hasta que estén tiernos. Ahora solo queda pasar por la batidora. Si vemos que la mezcla queda muy espesa podemos añadir poco a poco un poco más de leche.

Seguimos con el relleno. Una vez cocido el bogavante lo pelamos. Para sacar el cuerpo podemos y cortando con unas tijeras de cocina por la parte de dentro, así nos resultará más fácil.  Lo picamos en trocitos y sacamos también toda la carne y mejunje que queda dentro de la cabeza. Reservamos. Las pinzas si podéis las sacáis enteras para ponerlas después en el plato, les podéis dar un toque de plancha o ponerlas tal cual. Las patas, os las coméis sobre la marcha para ir entrando en faena.
Picamos la cebolla y la zanahoria muy finita. Dejamos que se vaya haciendo y añadimos el tomate pelado y cortado muy pequeño. Echamos un chorrito de coñac y flameamos. Cuidado con el fuego.  Tened la precaución de apagar la campana extractora, de no poner la cara encima y, si en un momento dado, veis que el fuego sube demasiado con tapar suele apagarse. Si le tenéis pánico a hacer estas cosas, echáis el chorrito de coñac, le dais fuego fuerte para que se evapore y punto. Ahora sólo queda echar el bogavante troceado y dar una vuelta.

Toca estirar la pasta, con una máquina mejor y sino ya sabéis a hacer brazo con el rodillo. Hay que espolvorear la máquina o la superficie con harina.  Cogemos un trozo de la masa y la pasamos una vez por cada número, hasta el último que nos dejará una lámina muy fina. Con ayuda de un cortapisas o un vaso o algo redondo vais haciendo discos. Acordaos de trabajar siempre sobre superficies enharinadas para que la masa no se pegue. Los míos eran más o menos de 8 cm. de diámetro. Y una vez listos los colocamos sobre papel antiadherente. Hice 26 discos y me quedó un poco de masa que congelé para otro día. Ahora ponemos un poquito de relleno en cada uno y doblamos. Untamos los bordes con agua y presionamos para que se peguen bien y no se salga el relleno al cocerlos.



Ahora necesitamos agua hirviendo con sal, un chorrito de aceite y cocer los raviolis entre 3 y 4 minutos.

Servimos con la salsa de puerros caliente y adornamos con la pinza que teníamos reservada.

Aunque es un plato que me ha costado unas cuantas líneas explicar no es tan complicado de hacer y merece mucho la pena porque está realmente bueno.


No hay mejor forma de empezar el fin de semana que dejando el viernes con buen sabor de boca