viernes, 22 de mayo de 2015

Tastyfridays Outside

Hace ya tiempo que no cuento si he ido a comer o cenar aquí o allá. Puede ser por falta de tiempo, van pasando los días, el sitio se queda en mi cabeza pero no llego a publicar un post. También hay lugares que no me llenan lo suficiente para dedicarles unas líneas y otros que sinceramente no me han gustado nada y que aunque en el momento piense en publicarles un rapapolvo (que palabra más de madre) luego se me pasa y ni post ni nada.
¿Qué tiene que tener un sitio para que te guste? Yo creo que influyen muchas cosas. Hay mucha gente que pide un servicio de estrella michelín en un sitio muy modesto. En esas se olvida de valorar lo que está comiendo, quizás un producto de primera calidad cocinado, precisamente, de una forma muy sencilla, pero no por ello menos buena.
También hay lugares en los que la comida no se corresponde con lo que prometen, o con lo que nos han contado. O quizás alguien que tiene un mal día, o un quemazo de años, se empeña en arruinarte el momento.
En ocasiones las experiencias nos las cargamos nosotros mismos por no saber donde estamos en cada momento y creándonos unas expectativas erróneas a priori o exigiendo lo que no viene a cuento exigir.
El caso es que está bien salir de vez en cuando, probar cosas nuevas, conocer nuevos lugares, dejarnos mimar un ratito y pasar un buen rato.

Y un buen rato pasamos en uno de esos momentos del año de "solos tú y yo por unos días", "parece que hay eco en casa" cuando nos fuimos a cenar al Bar Pajarita. Hace ya algunas semanas de esto pero no quería dejar pasar más tiempo para recomendároslo.



Un local pequeño y acogedor con con cocina vista situado en la madrileña zona de Tribunal. Lugar muy recomendable para disfrutar de una cocina fusión "mexi-asiati-mediterránea",  original y con unos precios muy correctos. Correcta es también su gente, amables, y pendientes de explicar cada plato que te traen a la mesa.

Dentro de la carta, existen dos menús llamados "Armonía I y II" pensados para 2 o 4 personas respectivamente. Son ideales para probar un poco de todo e incluyen postre. Depende como vayáis de hambre, puede que antes del postre os queráis pedir algún plato más para completarlos. O podéis comer a la carta y prescindir de los menús. Su comida se come, con tenedor, con palillos, con los dedos o con todo a la vez.

Con los dedos me comí unos macarons de cochinita pibil, que me encantaron y que me gustaría volver a repetir. Otro plato que merece la pena probar son los huevos divorciados, en los que como podéis imaginar la clara y la yema han tomado caminos separados. Y con estos platos tan diferentes, había que probar también un vino acorde con la ocasión. Elegimos Asterisco, un vino de Toro.  Agradable, moderno y lo más importante, nos gustó.

Los postres no se quedan atrás y la tarta de queso que nos comimos también tenía la etiqueta de diferente, original y distinta a cualquier tarta de queso que nos podamos imaginar.

Os dejo unas fotos para abriros el apetito y las ganas de ir, yo prometo volver.

 




La velada no tiene por qué acabar con el postre, podemos quedarnos a tomar una copa o un cóctel y seguir disfrutando del momento un ratito más.

Bar Pajarita
C/ Apodaca, 20
28004 Madrid
Tel. 91 591 73 10

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